El 20 por ciento corresponde a visitantes extranjeros: 53 mil personas recorren al año la ruta de las momias Chinchorro

22.11.2011 13:59

 

 

Los expertos chilenos avanzan en la documentación para postular a este pueblo ancestral de Arica como Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco.  
Víctor Fuentes Las momias Chinchorro aumentan su fama cada año. Reportajes de prensa y documentales televisivos han llevado a distintos rincones del mundo el mensaje que desde hace ocho mil años dejaron estos antiguos pescadores ariqueños: que la grandeza espiritual no es necesariamente consecuencia de un gran desarrollo material.

Sin levantar templos ni pirámides -sólo crearon rústicos instrumentos de pesca-, los chinchorros se anticiparon tres milenios a los egipcios en el desarrollo de técnicas de conservación de cuerpos humanos. Y mantuvieron esa práctica durante seis mil años.

Los expertos chilenos quieren que esa riqueza cultural sea reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco). En 2012 presentarán los documentos para su postulación como el sexto Patrimonio de la Humanidad ligado a Chile tras Rapa Nui, las salitreras de Humberstone y Santa Laura; el casco histórico de Valparaíso, las iglesias de Chiloé y Sewell.

A lo largo de la costa de los extremos norte de Chile y sur del Perú se han encontrado diversos tipos de momias Chinchorro: rojas, negras y vendadas, elaboradas en diversas fases de su desarrollo. Pero la actual región de Arica y Parinacota fue el escenario del epicentro de su cultura.

Por eso, en todo el litoral ariqueño se ha generado una ruta que permite adentrarse en esta cultura. Ella atrajo a 53 mil visitantes sólo en 2010. Ellos se enteraron de que los chinchorros eran pequeños, que se alimentaban de peces y algas, que pescaban con anzuelos y redes fabricadas con espinas de cactus y fibra vegetal; que sufrían sordera por bucear todo el día, y que hacían su ropa con lana y cuero.

También se sorprendieron con lo más trascendente de su legado: las complejas técnicas que crearon para embalsamar adultos, niños, y hasta fetos.

El director del departamento de antropología de la U. de Tarapacá, Héctor González, destaca que el recorrido se puede iniciar de distintas maneras, y siempre tendrá una lógica: de lo simple a lo complejo, o viceversa. Tres son las estaciones de esta aventura: el Museo San Miguel de Azapa (a 12 kilómetros de Arica), donde se exhiben 120 momias; el museo de sitio de Colón 10 (en el centro de Arica), que conserva 48 cuerpos en el mismo lugar donde fueron encontrados, y la caleta de Camarones (a 110 kilómetros de Arica), en cuya ladera se observan restos humanos que no han sido desenterrados y en torno a los cuales se proyecta hacer un memorial y un segundo museo in situ.

 Nuevo museo de San Miguel de Azapa cautiva a los extranjerosEl museo arqueológico de San Miguel de Azapa concita a la mayoría de los visitantes de la ruta. El año pasado, 45 mil personas (el 20% extranjeras) llegaron al kilómetro 11 de ese valle, donde la U. de Tarapacá construyó un pabellón dedicado exclusivamente a esa cultura.

En los faldeos del Morro, el museo de Colón 10 atrajo a 5.200 personas. Una cuarta parte eran forasteros que visitaron la masiva tumba que quedó al descubierto durante la construcción de un hotel y que quedó como museo de sitio. Otros 3 mil optaron por Camarones, donde una réplica a gran escala recuerda que el lugar es cuna de las momias.